La acelga se emplea en las escoriaciones y en general en las inflamaciones
de la piel.
En
cataplasma se utiliza la acelga contra el zaratá (endurecimiento
o cáncer del pecho), hemorroides, úlceras, heridas,
llagas.
Contra
el reumatismo se usará cataplasma de las hojas frescas
de acelga y apio, aplicadas varias veces al dia.
En
enemas se utiliza la acelga en cocimiento, especialmente las hojas
para combatir los catarros del cólon y alivar los pujos
en las diarreas anguinolientas. Asimismo es magnifico este enema
en los estados febriles, particularmente en la tifoidea, pero
si se desea obtener una acción más enérgica
se hará hervir la raiz bien triturada con un poco de manzanilla
y corteza de malva
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